- Te portabas mal...
Muy mal. No te voy a contar todo (Risas). Pero portarme mal es prácticamente lo mismo que haberme portado muy bien. No me arrepiento absolutamente de nada. Fueron los mejores meses de mi vida. Nunca disfruté tanto. Vivía una vida interesante. Cantaba por ahí en un piano bar y me daban hospedaje y desayuno gratis. Entonces desayunaba siempre antes de acostarme. Tenía una vida absolutamente extraordinaria. Una aventura deliciosa que me cambió la vida. Cuando regresé tenía ansias de vivir ese proceso otra vez. Por eso marché de nuevo, trato de estar en constante cambio, no arraigarme. No soy un tipo tan establecido. A mí me sirve y al autor le sirve más.
- Después de largos años, te separaste de la mujer que conociste en Buenos Aires. ¿Cómo estás hoy?
Más relajado. No tan alerta como lo estaba antes. Estoy tranquilo. Estoy bien. En paz. Contento. La mejor venganza contra la gente que te quiere hacer daño es estar tranquilo. Ahora estoy en pareja. Soltao y emparejao. Pasé por el proceso de una separación y estoy tratando de reivindicarme en el asunto de pareja. No es algo de lo que me gusta hablar. Poco tiene que ver con lo que hago. Sé que la gente es curiosa. Sólo te digo que salgo con una mujer. Los gustos no me han cambiado tanto. (Risas)
- Hablando de mujeres, ¿Cómo explicas que a ellas les lleguen tanto tus letras?
No sé, lo mejor para escribir canciones es no tener método. Sólo que las canciones me gusten y me entretengan. Después vas y las compartís y encontrás aliados. Yo digo que hay discos que me acercan más a los hombres y otros a las mujeres. Si el norte fuera el sur es casi masculino. Sin daños a terceros es un disco completamente femenino. Santo pecado habla con los dos. No es una cuestión que planifique desde el target. Este álbum no sé adónde irá a parar. No soy un tipo que diga, ahora voy a hablar de esto. Tomo la guitarra y listo. Hice canciones que pintaban como de denuncia y terminan por ser de amor...
En Guatemala Arjona es Gardel. Para ellos, se ha vuelto algo así como el tercer embajador después de los premios Nobel Rigoberta Menchú y Miguel Angel Asturias. En las radios suenan sus temas, la ciudad está empapelada con sus afiches y en los diarios su presencia es tema de tapa. Pero él insiste que la fama no lo ha cambiado. "Trato de seguir estableciendo un contacto con la gente para que no me vea distante. Es para mantener el nexo y no perder el hecho de saber que vengo de aquí. La imagen de inalcanzable no me gusta. Quisiera ir a comer una naranja a la esquina, pero es difícil", dice lamentándose por el anonimato que perdió en su país, aunque feliz por haber abandonado el escenario de la calle.
Su popularidad justamente lo enfrenta a situaciones tan extrañas como pintorescas. Una fue el pedido desesperado de una chilena, quien mediante una carta le imploró que le diera un hijo. Ante tamaño pedido, Arjona festeja: "Me encantó.. Hay detalles que me causan agradecimiento".
- ¿Nunca le respondiste?
¡No! (Se ríe). Nunca supe quién era. El mensaje llegó a la oficina, nada más. Eso sí, lo celebré.